Mi octavo libro dedicado a recuperar al auténtico primer videojuego español, a la venta con precio muy popular en versión papel, o versión ebook económica.
No hay duda que la película Blade Runner de Ridley Scott es toda una leyenda del cine, pero casi veinte años después fue lanzado un videojuego sobre Blade Runner que también marcó una época.
Blade Runner es una de esas películas consideradas de «culto». Basada en un libro de Philip K. Dick, dirigida por el gran Ridley Scott, y estrenada en el año 1982, marcó -y sigue marcando- una época en lo que al cine de ciencia ficción se refiere.
Quince años después de su estreno, en el año 1997, una empresa localizada en Las Vegas (Estados Unidos) llamada Westwood Studios decidió recuperar aquella película y desarrollar un videojuego con estructura de aventura gráfica y con esencia de película. El videojuego fue distribuido por Virgin Interactive.
El único defecto gráfico visible eran algunos personajes que en ocasiones podían salir demasiado pixelados.
Aquel proyecto se transformó en un gigante de ceros y unos que contaba con un diseño gráfico muy bueno para la época -en aquellos años el área gráfica, en lo que a hardware respecta, comenzaba a evolucionar en importante medida-; contaba con fondos de escenario pre-renderizados y con animación mediante un «engine» llamado «Voxel» que no usaba el sistema de polígonos habitual en los escenarios tridimensionales del momento. El único defecto gráfico visible eran algunos personajes que en ocasiones podían salir demasiado pixelados.
En aquellos años los videojuegos ya se distribuían en «CD» -el «DVD» todavía no existía comercialmente- y aquel videojuego Balde Runner ocupaba en total cuatro discos, algo nunca visto porque ningún software lúdico ocupaba más de un disco.
La película mantuvo el universo distópico del libro original de Philip K. Dick, y de la adaptación cinematográfica.
Todos aquellos que vivimos aquella época recordamos el lanzamiento de aquel videojuego como todo un acontecimiento y, sin duda, generó mucha expectación. Y no defraudó, porque el videojuego, en primer lugar, respetó al máximo en su adaptación lo que era en si misma la película, ya que mantuvo el universo distópico del libro original de Philip K. Dick, y de la adaptación cinematográfica; en segundo lugar su diseño gráfico, animación, y jugabilidad, no decepcionó a nadie.
El videojuego contó con una traducción total al español, y se basó en el sistema «Point-and-Click» que era la filosofa central de la jugabilidad. Fue anunciado como el primer videojuego 3D en tiempo real, además de afirmar que su jugabilidad era tan amplia que según pequeñas decisiones del jugador, la historia y el hilo argumental podía cambiar totalmente: contaba con treinta finales diferentes para la misma historia inicial.
El videojuego del año 1985 fue, comercialmente, un fracaso, al contrario de lo que ocurrió en el año 1997 con la versión de Westwood Studios.
Es importante aclarar que el videojuego de Westwood Studios no fue la primera adaptación de Blade Runner, existió previamente otra adaptación en el año 1985 de otra empresa desarrolladora para plataformas basados en el Zilog Z80, pero en aquellos años la tecnología informática en lo que al mundo del videojuego respecta todavía estaba despertando... comercialmente fue un fracaso, al contrario de lo que ocurrió en el año 1997 con la versión de Westwood Studios.
Respecto a Westwood Studios, fue adquirida por Eletronics Arts («EA») en el año 1998 y tristemente fue liquidada en el año 2003, dejando una lista de éxitos como «Command & Conquer», «Lands of Lore», «Dune», y el propio Blade Runner.
Hoy en día existe una comunidad de fervientes seguidores del videojuego, y en la actualidad todavía se puede descargar Blade Runner como «abandonware» desde muchas fuentes diferentes. Incluso existen adaptaciones que unen los cuatro discos en un único fichero, pudiendo ser ejecutado en ordenadores con Windows 7 y 8 con solo algunas pequeñas molestias puntuales.
El único defecto gráfico visible eran algunos personajes que en ocasiones podían salir demasiado pixelados.