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En los años sesenta la joven empresa Telesincro empezó a construir mini-ordenadores que tuvieron importancia. En el año 1971 lanzaron al mercado el primer mini-ordenador de fabricación 100% española, equipo que fue llamado Factor-S.
Joan Majó, un doctor en ingeniería industrial de origen catalán, y Jordi Vidal diseñaron el primer ordenador fabricado en España con tecnología y programación propia. En el año 1963 Joan Majó fundó la empresa Telesincro, y a través de esa empresa lanzó al mercado en 1967 el ordenador Factor-P que contó con una gran influencia de la tecnología Philips del momento,-inspirado en una máquina de hacer facturas de la empresa holandesa-, como el propio Joan Majó reconocería tiempo más tarde.
El ordenador Factor-P podía ejecutar programas en COBOL.
Es necesario aclarar que el Factor-P -inicialmente llamado Winner-Contafac-, más que un ordenador, fue una facturadora... una máquina de escribir que podía hacer cálculos automáticos; para otros una calculadora programable de gran tamaño. Pero sí se podía considerar un ordenador, porque podía ejecutar programas desarrollados en un lenguaje de programación mediante una variante del COBOL con palabras en español, y que fue creado por la propia compañía, además de contar con memoria y otros componentes necesarios para un ordenador. Los programas se escribían en papel y, posteriormente, eran codificados mediante lenguaje código máquina. Con el ordenador Factor-P era posible trabajar con varios programas diferentes para ejecutar tareas como albaranes, facturas, contabilidad, compras, o nóminas. La electrónica iba en el interior de una cajonera de la mesa sobre la que iba la máquina de escribir IBM, y los programas se «cargaban» en el ordenador re-cableando de la forma correcta la electrónica, algo para lo que era necesario enviar al fabricante la placa concreta a cablear.
En 1968 fue lanzada una versión mejorada llamada Factor-Q que contaba con una memoria central de núcleos de ferrita con 32 registros de 16 dígitos cada uno, y una ROM cableada. Posteriormente, fueron lanzados los modelos Factor-R y Factor-S; el segundo fue el «casi último» creado por la empresa en el año 1971 , con el que alcanzó su mayor esplendor y contó con tres módulos diferenciados: una unidad de proceso con memoria de 2 Kilobytes, una reserva de memoria de acceso rápido, y unos periféricos de entrada y salida de datos como fueron: impresora, lector de fichas de banda magnética, casetes, y teclado. También se podría afirmar que aquel equipo contó con un precursor de lo que hoy conocemos como disco duro... un tambor magnético de 32 Kilobytes de capacidad.
El ordenador Factor-P no fue el primer mini-ordenador de fabricación totalmente española.
En muchos artículos accesibles en Internet se afirma que el Factor-P fue el primer mini-ordenador español, y ciertamente lo fue... pero con ciertas influencias del extranjero -por ejemplo, la máquina de escribir de entrada de datos era de la marca IBM-. Pero si nos atenemos a una fabricación 100% de origen español, en 1971 se produce el hecho diferencial con el nacimiento de la máquina Factor-S, ya que aquel ordenador fue el primero -y «casi último»- fabricado por Telesincro que fue totalmente diseñado y fabricado en el país; y el equipo que realmente incorporó todos los componentes de un ordenador moderno.
El ordenador Factor-P fue un gran éxito hasta el punto que Telesincro pudo competir al mismo nivel de otras grandes empresas como IBM, Philips, o NCR. El éxito de Telesincro y su serie de máquinas Factor alcanzó la cima en 1972 cuando contaba con el 16% del mercado en su sector y ocupó el tercer puesto en el «ranking» de ventas. A partir de 1972 entró en una crisis progresiva que terminó en 1976 con la incorporación de Telesincro a Secoinsa (Sociedad Española de Comunicaciones e Informática, S.A.), en el momento que se había desarrollado el Factor-T, el último equipo de la empresa y del que nada de información hemos podido encontrar. Por eso etiquetamos en este artículo al Factor-S como el «casi último» ordenador de Telesincro, porque fue el de mayor éxito y el más admirado por la competencia extranjera, y porque del que fue realmente el último ordenador de aquella empresa, apenas hay referencias.
Telesincro fue capaz de evolucionar y competir en los años setenta con las mayores empresas de potencia mundial.
El éxito de las grandes empresas extranjeras en aquellos primeros sistemas de gestión basados en mini-ordenadores fue un factor fundamental que impidió el crecimiento de empresas propias del país dentro de aquel sector; únicamente Telesincro fue capaz de evolucionar y competir con las mayores empresas de potencia mundial. Los desarrollos y la labor de los fundadores y empleados de Telesincro estuvieron en un «cajón del olvido» durante muchos años, y es necesario recordar a aquellos importantes equipos de trabajo, aquellos mini-ordenadores, y aquella tecnología que marcó una época.
El ordenador Factor-P podía ejecutar programas en COBOL.