Mi octavo libro dedicado a recuperar al auténtico primer videojuego español, a la venta con precio muy popular en versión papel, o versión ebook económica.
Joan Majó, un doctor en ingeniería industrial de origen catalán, y Jordi Vidal diseñaron el primer ordenador fabricado en España con tecnología y programación propia dentro de Telesincro, una empresa olvidada por la historia de la informática en España y que marcó una época.
En el año 1963 Joan Majó, Antoni Clavell, y Joan Peracaula -que se uniría poco tiempo después- fundaron la empresa Telesincro. Inicialmente la entidad no se dedicó a la electrónica, pero lanzó al mercado en 1967 el ordenador Factor-P que contó con una gran influencia de la tecnología Philips del momento -inspirado en una máquina de hacer facturas de la empresa holandesa-, como el propio Joan Majó reconocería tiempo más tarde.
el ordenador Factor-S fue el equipo de mayor éxito y el primero que realmente fue 100% español.
El ordenador Factor-P derivó en el Factor-Q en 1968 y, finalmente, en 1971 llegarían los modelos Factor-R y Factor-S. El último de ellos fue el equipo de mayor éxito y el único que realmente fue 100% español, los anteriores tuvieron, como mínimo, alguna influencia de ordenadores extranjeros.
La parte más conocida de la historia de Telesincro tiene que ver con las mujeres 'tejedoras', ya que las máquinas Factor contaban con unas placas de tipo matriz de 32 filas por 22 columnas... literalmente había que cablear a mano desde un punto de origen hasta un punto destino, y según las combinaciones aquello podía ejecutar un proceso concreto... fue una fase muy primitiva de la programación, más antigua todavía que la perforación de tarjetas; se trataba de 'tejer programas'...
Para el año 1972 Telesincro era la tercera empresa con mayor volumen de negocio en España en su sector.
Pasar el primer cable por la matriz era sencillo, ya que no había más en medio; pasar el último era complicado ya que se cruzaba y formaba parte de otros muchos. Cuando había un error en el montaje era necesario deshacer parte del trabajo... o la totalidad. Para el año 1972 Telesincro era la tercera empresa con mayor volumen de negocio en España en su sector, pero la informática fue evolucionando, y algunas mujeres 'tejedoras' siguieron la evolución: de tejedora a codificadora (traductora entre programadores y tejedoras), ayudante de programación, y programadoras finalmente. Y la programación era dura porque en modelos posteriores se hacía en código binario...
Para el año 1975 las cabezas visibles de Telesincro eran Joan Majó y Jordi Vidal, que era el culpable de gran parte de los diseños de los ordenadores de la empresa. El éxito de los sistemas de gestión de IBM situaron a Telesincro en una caída importante de ventas. Pero en el año 1976 Telesincro fue adquirida por Secoinsa con un capital repartido entre las empresas Telefónica, Fujitsu, Piher y 8 entidades bancarias, a los cuales se añadió el Instituto Nacional de Industria por parte de la administración. Aquello sucedió justo nada más presentar el modelo Factor-T con la intención de evitar la desaparición de Telesincro. Cuando llegó el cambio de propietarios ya no estaban ni Majó ni Vidal en Telesincro.
Finalmente Fujitsu consiguió el control de Telesincro cuando en 1984 el Instituto Nacional de Industria salió de la entidad; dejó de ser una empresa con parte de capital público, y las instalaciones fueron trasladadas a Málaga; la entidad se dedicó a la fabricación de microordenadores y terminales.
El Factor-S de Telesincro dispuso de su propio sistema operativo llamado Conversal.
Las últimas series de ordenadores Factor de Telesincro dispusieron de su propio sistema operativo llamado Conversal creado por Ramón Tortajada, y contaron con una importante labor de trabajo en el apartado de impresoras, con su propia electrónica y software.
Posteriormente, la empresa francesa Bull entró en el capital de Telesincro en 1985 al comprar el 40% de la empresa. Tan solo dos meses antes antes del acuerdo de compra, la entidad francesa había propuesto fabricar en Telesincro cinco mil unidades del modelo de ordenador Micral-30, ya que su capacidad de fabricación estaba al límite; en Telesincro vio una oportunidad. En el año 1993 la facturación, que venía de unos años de caidas, mejoró; para aquella época Bull era propietaria del 63,5% de la empresa, por lo que ya estaba bajo control de la entidad francesa.
En el año 1999 Bull vendió Telesincro a otra empresa francesa llamada Ingenico.
En el año 1999 Bull vendió Telesincro, que se había dedicado principalmente a la fabricación de Terminales de Punto de Venta (TPV), a otra empresa francesa llamada Ingenico que apostó fuerte; para el año 2002 había duplicado la plantilla y la producción en la planta del Parque Tecnológico del Vallés. Pero para aquellos años el negocio central de Telesincro era el sector de los datáfonos.
Telesincro debería ocupar un capítulo muy importante en la historia de la informática en España. El problema radica en que, en cierto modo, la informática en España comenzó a ser visible con la llegada del ordenador personal, y los microordenadores de 8 bits ya bien metidos en los años ochenta. Y la serie de ordenadores Factor de Telesincro eran mini-ordenadores, grandes equipos enfocados a facilitar la gestión en grandes empresas; no tenían cabida en un hogar. Pero esto no le resta un ápice de importancia.
el ordenador Factor-S fue el equipo de mayor éxito y el primero que realmente fue 100% español.