Mi octavo libro dedicado a recuperar al auténtico primer videojuego español, a la venta con precio muy popular en versión papel, o versión ebook económica.
Texas Instruments (TI) es una empresa conocida hoy en día por sus calculadoras y su legado en la fabricación de semiconductores. Sin embargo, a finales de los años 70 y principios de los 80, TI no solo participó en la industria de los ordenadores personales, si no que casi terminó con ella debido a una agresiva guerra de precios. Esta es la historia de cómo pasó de ser un gigante de la electrónica a fracasar en el mercado de los ordenadores domésticos.
Durante los años 70, Texas Instruments era un actor clave en la industria de la electrónica. Fabricaban microprocesadores y circuitos integrados, que eran vendidos a diversas compañías que fabricaban calculadoras. Empresas como Bowmar y otras pequeñas compañías dependían de TI para sus chips, pero aquella empresa tenía un as bajo la manga: fabricaba sus propios productos finales y competía directamente con sus clientes... no solo era el proveedor de otros fabricantes, si no que también les competía fabricando también calculadoras.
El monopolio de Texas Instruments en las calculadoras.
Bowmar se hizo muy popular con productos muy interesantes como la calculadora Bowmar Brain, lanzada al mercado en septiembre de 1971, y que para muchos es la primera calculadora electrónica de bolsillo.
En 1975, Texas Instruments utilizó ese dominio del mercado de semiconductores para apurar a empresas como Bowmar, incrementando el precio de los chips mientras lanzaba sus propias calculadoras a precios más bajos y competitivos en el mercado final. Bowmar, incapaz de competir, quebró, y TI se quedó con una parte significativa del mercado de calculadoras.
La demanda anti-monopolio...
El 8 de diciembre de 1974 el New York Times ya había publicado un artículo titulado 'Es hora de que las calculadoras se pongan a prueba' (Shakeout Time for Calculators) donde ya se afirmaba: 'El problema con Bowmar era que dependían de Texas Instruments, su competencia, para los chips, observó el Sr. Severeins de Morgan Stanley. Cada vez que Bowmar se sentía cómoda, TI, con la ventaja de costos, reducía sus precios. Y eso realmente le quitó ventaja de mercado a Bowmar'.
Ese artículo venía de otro anterior, del 4 de diciembre de 1974, donde el New York Times publicó la noticia de una demanda anti monopolio de Bowmar contra Texas Instruments. El medio de prensa escrita afirmó: 'Bowmar Instrument Corporation dijo ayer que había iniciado procedimientos legales en el Tribunal Federal para el Distrito Norte de Indiana en Fort Wayne, alegando violaciones de las leyes antimonopolio Sherman y Clayton por parte de Texas Instruments, Inc. Las acusaciones involucran el mercado de calculadoras portátiles y Bowmar busca una medida cautelar y daños y perjuicios por un monto de 80 millones de dólares que se triplicará. Texas Instruments no aporta comentarios porque acababa de ser informado de la demanda'.
Texas Instruments en el mercado de los ordenadores personales.
Con el auge del Apple II, el TRS-80, y el Commodore PET a finales de los 70, Texas Instruments decidió que quería entrar en el mercado de los ordenadores domésticos. De aquella, Commodore ya tenía un nombre, y Jack Tramiel había confiado en la contratación de Chuck Peddle, cuya teoría era sencilla: el mundo de las calculadores no tenía el futuro, el futuro iba por el camino de apostar por los ordenadores personales. En 1979, Texas Instruments lanzó el TI-99/4, uno de los primeros ordenadores personales con un procesador de 16 bits, el TMS9900. A pesar de su hardware avanzado para la época, el sistema contó con varias limitaciones:
Era un sistema completamente cerrado, lo que significaba que los desarrolladores externos no podían crear software sin pasar por TI.
Tenía un precio elevado en comparación con la competencia, lo que dificultó su adopción inicial.
En 1981, TI lanzó una versión mejorada, el TI-99/4A, con gráficos mejorados y un teclado más cómodo. Sin embargo, la empresa pronto se encontró con una fuerte competencia de parte de empresas como Commodore y Atari.
La Guerra de Precios con Commodore.
Jack Tramiel, fundador de Commodore, tenía un lema claro: 'Los ordenadores son para las masas, no para las clases'. Su empresa había lanzado el VIC-20 y más tarde el legendario Commodore 64, ofreciendo potentes ordenadores a precios muy asequibles.
Nos situamos ahora a finales del año 1983. Texas Instruments, en un intento por destruir a su competencia, inició una agresiva guerra de precios, vendiendo el TI-99/4A por debajo de su coste de producción. Su estrategia era simple: absorber las pérdidas hasta que la competencia quebrara, tal como hicieron con las calculadoras.
Pero Commodore no se quedó de brazos cruzados. Jack Tramiel contraatacó reduciendo aún más el precio de sus ordenadores, especialmente el Commodore 64, que gracias a la fabricación interna de chips de Commodore tenía un coste de producción muy bajo. La estrategia de TI, que había funcionado en el mercado de calculadoras, fracasó en el de los ordenadores personales, ya que Commodore podía resistir mejor la guerra de precios. Me centro en Commodore porque fue el hueso duro de roer para Texas Instruments, pero de aquella guerra de precios fueron también participes otras empresas históricas como, por ejemplo, Atari.
La caída de Texas Instruments.
A pesar de sus intentos por dominar el mercado, Texas Instruments no pudo aguantar las enormes pérdidas que estaba sufriendo. En 1983, la empresa reportó pérdidas por más de 330 millones de dólares y decidió abandonar el negocio de los ordenadores personales. El fracaso de TI tuvo varias consecuencias:
Texas Instruments dejó el mercado de los ordenadores para siempre. Nunca volvieron a intentarlo, centrándose en otros productos como semiconductores y calculadoras.
Commodore salió fortalecida, consolidándose como la empresa líder en ordenadores de 8 bits con el Commodore 64, el modelo de ordenador personal más vendido de la historia. Aunque tan solo una década después terminó por quebrar... tampoco soportó el fuerte empuje de los ordenadores PC Compatible y la aparición de los primeros ordenadores clónicos. En realidad, ningún fabricante de ordenadores de 8 bits soportó aquello.
Muchas empresas más pequeñas no sobrevivieron. Coleco, Mattel y otras compañías que intentaron competir en el mercado de los ordenadores personales sufrieron pérdidas importantes y eventualmente se retiraron del sector en medio de aquella guerra de precios. En el caso de Mattel, a finales de 1983 acumulaba unas pérdidas de 195 millones de dólares, y en el caso de Coleco la cantidad era aun mayor: 258 millones de dólares. ambas empresas habían entrado con fuerza en el mercado de videoconsolas y microordenadores, y ambas empresas terminaron su recorrido en la informática personal en 1984, como daño colateral de la guerra de precios. También es cierto que en 1983 el ordenador Coleco Adam adoleció de una importante falta de fiabilidad.
Dominar en un sector, para perder en otro diferente.
En la actualidad, Texas Instruments sigue siendo un fabricante de semiconductores muy importante a nivel mundial, con un amplio mercado en la fabricación de circuitos integrados para telefonía, por ejemplo, pero el mundo del ordenador personal terminó para la entidad en la primavera de 1984. Durante algunos años explotaron la fabricación de portátiles compatibles con PC, pero en el año 1997 fue vendida aquella línea al fabricante Acer y TI se apartó por completo del ordenador personal.
La historia de Texas Instruments en el mercado de los ordenadores personales es una lección sobre cómo una empresa dominante en un sector no necesariamente puede replicar su éxito en otro sector diferente, aunque sean parecidos. La misma estrategia que TI usó para monopolizar el mercado de calculadoras resultó ser su perdición en la informática personal. En última instancia, la guerra de precios que iniciaron terminó beneficiando principalmente a Commodore y cambiando la historia de la informática personal para siempre.
El monopolio de Texas Instruments en las calculadoras.