En la segunda mitad de los ochenta del siglo pasado eclosionó la informática personal en España, y a finales de la década se masificó el uso del ordenador PC Compatible. Llegaron los disquetes de 3,5 pulgadas de baja densidad primero, y de alta densidad después, que duplicaron la capacidad del original. Pero la diferencia de precio entre un disquete y otro era importante. Así que resultó más barato comprar discos de baja densidad, y mediante un mechero y un destornillar duplicar su capacidad para igualarlo al disquete de alta densidad.
Aquellos primeros años de la informática personal, donde el acceso a los nuevos sistemas y el conocimiento eran totalmente limitados, pagar menos por un disquete era un factor fundamental. Sobre todo porque los disquetes contaban con poca capacidad, y eran imprescindibles para almacenar la información o para portar la información de un lado a otro. En definitiva, se requerían muchos disquetes, y no eran nada baratos.
El ingenio de la gente que se había acercado al mundo de la informática personal era increíble, y enseguida aparecían métodos para buscarse la vida con esto del ordenador personal y que pudieran convertir lo inaccesible en accesible, y lo barato en caro.
La forma de conseguir duplicar la capacidad de un disquete de baja densidad para que tuviera la misma capacidad de uno de alta densidad fue un descubrimiento asombroso, y se convirtió en un proceso que fue ejecutado de forma constante y habitual por mucha gente allá por los primeros años noventa del siglo pasado. Lo mejor de todo, que fue un proceso seguro, entre miles de disquetes transformados, nunca reporté ni un solo problema de fiabilidad en la carga/grabación de los datos sobre aquellos disquetes manipulados.
En este videoblog voy a recrear el proceso completo de duplicación de la capacidad de un disquete de baja densidad y, para ello, utilizaré un disquete de alta densidad, otro de baja densidad, un ordenador 386 fechado a principio de los años noventa, un destornillador de estrella, y un mechero.