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Existe un interesante número de unidades de disco antiguas que paulatinamente han ido cayendo en el olvido, pero forman parte de la historia de la informática personal.
Hablar de unidades de disco portables cuando existen discos duros de alta capacidad, Internet y sistemas en la nube («cloud»), o «pendrives» minúsculos de gran capacidad, es como hablar del pasado... es hablar de algo primitivo.
Los discos portables fueron fundamentales en el pasado.
En el pasado, allá por la década de los años ochenta y noventa, los discos portables eran esenciales, quizás imprescindibles; todos teníamos la mayor parte del software en discos externos, y solo instalado en disco duro aquello que era más utilizado.
En la informática personal los discos más usados en los años ochenta fueron los flexibles de 5¼ pulgadas primero, y los de 3½ pulgadas después -a finales de aquella década-. En los años noventa los discos más habituales fueron los de 3½ pulgadas de alta densidad de 1440 Kilobytes de capacidad, porque el espacio de baja densidad de 720 Kilobytes comenzaba a ser escaso. Los discos duros empezaron un rápido y progresivo crecimiento en lo que a capacidad refiere, y la mejora en el hardware, y en el software en lo que a sistemas operativos gráficos se refiere, empezó a requerir una mayor demanda de espacio externo ajeno al disco duro. Fue necesario buscar otras alternativas parar aumentar un espacio centrado en la portabilidad que era muy reducido... un cuello de botella se estaba gestando.
Hubo muchas unidades de disco creadas que no lograron ser un estándar.
Varias empresas se aventuraron a crear nuevos dispositivos de almacenamiento externo y portable con la idea de estandarizar nuevos medios que hicieran olvidar a los viejos discos flexibles que contaban con muy poco espacio en una informática personal que evolucionaba muy rápido. Pero, en realidad, ninguna de aquellas empresas logró estandarizar sus productos. En este artículo vamos a recordar algunas de aquellas unidades de almacenamiento que no alcanzaron el estándar.
Iomega Bernoulli Box
En el año 1983, cuando todavía no existían unas grandes necesidades de almacenamiento en la informática personal, una empresa joven llamada Iomega y dedicada al almacenamiento, desarrolló y lanzó al mercado una unidad llamada Iomega Bernoulli Box. Cada disco era de grandes dimensiones, 8 pulgadas de tamaño, y contaba con una capacidad -en el modelo original- de 5, 10, y 20 Megabytes; con el tiempo llegaron hasta los 230 Megabytes ce capacidad en el año 1994. Fue la unidad de disco precursora del Iomega Zip. No era fácil de encontrar unidades y discos Iomega Bernoulli, y nunca llegó a ser una unidad estandarizada.
Disco magneto-óptico
El disco magneto-óptico apareció en el mercado a finales de los ochenta en versión de 5¼ pulgadas, contando con una tecnología de grabación magnética combinada con un rayo láser, y una lectura óptica. Los ordenadores Next, empresa creada por Steve Jobs cuando fue despedido de Apple, fueron los primeros en usar aquella tecnología. En la década de los años noventa aparecieron los magneto-ópticos de 3½ pulgadas, y fue cuando mayor popularidad obtuvieron. Pero nunca se llegó a estandarizar como unidad de disco, quizás por el éxito del Iomega Zip, y también porque la tecnología CD-RW creada por Philips y Sony en 1996 y lanzada en 1997, fue la que logró un estándar como medio de almacenamiento de grandes cantidades de información. No fue fácil ver equipos que usaran la tecnología magneto-óptica, y en la actualidad todavía existen unidades magneto-ópticas evolucionadas, pero son poco usadas.
Iomega Zip
En el año 1994, la empresa Iomega lanzó al mercado una unidad llamada Iomega Zip de discos de formato 3½ pulgadas y una capacidad de 100 Megabytes inicialmente, aunque posteriormente existieron unidades internas y externas que pudieron leer discos más avanzados de capacidad de 250 o 750 Megabytes. El producto Zip de Iomega fue el que dio a la empresa fama a nivel mundial, y fue la unidad de disco no estandarizada de mayor éxito en los años noventa. Fue muy popular y estuvo cerca de ser un estándar, sobre todo por su flexibilidad y rapidez en la grabación si era comparada a los CD-R y CD-RW de la época, o a los magneto-ópticos. Muy habituales fueron aquellas unidades externas de color azul que se conectaban al puerto paralelo y que inundaron el mercado de la informática personal.
Los discos ZIP contaron con su periodo de éxito.
Si bien el Zip era más flexible en lo que al medio de grabación refiere, la bajada de precios de los sistemas de almacenamiento del CD-R y el CD-RW, junto con su estandarización -en todos los equipos existía, al menos, lector de CD-, y la necesidad de tener que llevar encima la unidad lectora de Iomega para leer los discos Zip en otros ordenadores, iniciaron un declive del Iomega Zip, siendo rematado definitivamente con la aparición de las memorias USB Flash o pendrive.
SyQuest
En el año 1995 una empresa llamada SyQuest Technology lanzó al mercado una unidad de disco de 135 Megabytes de capacidad dispuesta a pelear contra la novedosa Iomega Zip que comenzaba a tener un importante éxito. Un año después, en 1996, SyQuest Technology lanzó al mercado una nueva unidad llamada SyQuest EZFlyer que podía leer, además, discos de 230 Megabytes de capacidad. La tecnología SyQuest fue superior a la de Iomega en varios factores como la rapidez y la mayor capacidad, pero sucumbió al empuje de la unidad Zip en el mercado. Finalmente, Iomega compró la tecnología SyQuest. La unidad SyQuest tuvo una discreta incidencia en la informática personal, y nunca llegó a ser un estándar.
SuperDisk
En el año 1997, y debido al éxito del Iomega Zip, la división de almacenamiento Imation del fabricante 3M diseñó y lanzó una unidad de disco llamada SuperDisk o LS-120 en formato de 3½ pulgadas y de 120 Megabytes de capacidad. Posteriormente fue lanzada una evolución con el nombre de LS-240 de 240 Megabytes de capacidad creada por Matsushita, el fabricante de las primeras unidades lectoras LS-120. Un dato curioso es que la tecnología del SuperDisk está basada en una tecnología desechada por la propia Iomega al lanzar el 1994 la unidad Zip.
Una alternativa al Iomega Zip fue el Superdisk.
Imation buscó, principalmente, dos objetivos: ser la alternativa al Iomega Zip, y crear un estándar que definitivamente sustituyera a la clásica disquetera de 3½ pulgadas. No logró ni el primer, ni el segundo objetivo, ya que no alcanzó la notoriedad de la unidad Zip, ni logró la ansiada estandarización.
Iomega Jaz
En el año 1997 la empresa Iomega lanzó al mercado una nueva unidad de disco de alta capacidad... la de más alta capacidad hasta aquella fecha. La primera versión de la unidad contó con con nada menos que 1 Gigabyte de capacidad; la segunda 2 Gigabytes de capacidad. La unidad Iomega Jaz no tuvo el éxito de la unidad Zip, posiblemente por el elevado coste de la unidad y de los discos. Fue una unidad que tuvo, principalmente, presencia en empresas, y fue mayoritariamente utilizada como una unidad destinada a copias de seguridad.
Castlewood Orb o Disco Orb
En el año 1999 una empresa llamada Castlewood Systems lanzó al mercado una unidad removible de almacenamiento masivo en formato de 3½ pulgadas que podía leer discos de 2,2 Gigabytes de capacidad. En el año 2001 fue lanzada una segunda versión que operaba sobre discos de 5,7 Gigabytes; todo un «record» de almacenamiento en un disco removible en aquellos años.
El disco Orb buscó competir con el Iomega Jaz.
La idea de la empresa Castlewood Systems fue competir directamente con la unidad Iomega Jaz, pero poco tiempo después, el giro del mercado hacia memorias flash, además de la enorme dependencia del bajo coste de la utilización del CD-R y CD-RW, terminaron por acabar con ese tipo de mercado de unidades removibles de alta capacidad y alto coste. Como dato curioso se hace necesario comentar que la empresa Castlewood Systems estuvo formada por varios empleados de SyQuest Technology, y aquello terminó en litigios judiciales entre ambas compañías. Posiblemente los discos Orb son los más desconocidos por el público, y es importante comentar que en el mercado español apenas tuvo presencia aquel producto llamado Orb.
Con la entrada del nuevo milenio, la proliferación de las unidades flash de memoria y la aparición de los modernos sistemas de almacenamiento en la nube, la unidad removible perdió su espacio en la informática. Si bien el DVD o el BlueRay son unidades removibles que se han estandarizado, actualmente nada se mueve de un lado para otro si no es en un pendrive o por medio de Internet. Lo que sí resulta curioso es que ninguna unidad de acceso a lectura y escritura ajena a la inflexibilidad de los discos compactos, logró una estandarización que permitiera la sustitución de la clásica unidad de disco de 3½ pulgadas de alta densidad; aquella unidad murió sin dejar heredero.
Los discos portables fueron fundamentales en el pasado.