Aquellos años ochenta y noventa donde todo era más rudimentario y cercano a lo abstracto fueron muy especiales... y en este artÃculo quiero dedicar un espacio a las bromas informáticas del momento.
Un dÃa decidà gastar una broma a un compañero al cual le debÃa alguna que otra venganza por el mismo hecho a la inversa. En un rato libre en casa escribà una aplicación en lenguaje Clipper que simulaba al 100% el proceso de ejecución del formateo de una unidad desde la lÃnea de comandos CMD -el «FORMAT C:» de toda la vida-.
A finales de los noventa empezaron a aparecer en el mercado las primeras grabadoras de CD, pero a un precio muy alto. Un amigo deseaba tener una de esas grabadoras, asà que al llegar su cumpleaños, y en conveniencia con su pareja, nos juntamos unos cuántos de la pandilla de amigos y le compramos una grabadora. Pero en el grupo decidimos gastarle una broma durante la entrega del detalle.
Conseguà una unidad lectora de CD-ROM averiada y la golpeamos por todas partes.
Por cierto, le encantó el regalo del grupo de amigos.
El ordenador maldito que no encendÃa
En el año 1997, y durante varios meses, asistà como alumno a un curso de formación en hardware, concretamente dedicado al aprendizaje sobre montaje y reparación de ordenadores, y gestión de redes locales y comunicaciones. El curso discurrió por cauces normales durante varios meses y, cuando ya estábamos terminando el periodo formativo, el profesor decidió que habÃa que hacer una práctica de reparación sobre un caso real de ordenador «averiado» o «indebidamente montado».
Dividió al grupo de alumnos en dos grupos de cinco personas, y pidió a cada grupo que cogiera un ordenador del aula montado y perfectamente operativo y se le hicieran todas las puñetas -arreglables, claro está- que se nos ocurrieran para, posteriormente, entregar ese ordenador al grupo opuesto para que fuera reparado.
No encontraron el problema, y ya hubo alguna que otra risa, pero aquello acabó en conflicto entre los dos grupos porque las victimas de nuestra trampa nos acusaron de hacer aquello a mala fe... en realidad el profesor habÃa pedido que hubiera la mayor mala fe posible, siempre y cuando el problema tuviera reparación...
El primer pensamiento de la victima de aquella broma fue que le habÃa entrado un virus en el ordenador...