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Durante la década de los años ochenta la informática personal, nacida en la década anterior, se asentó como una especialidad de futuro dentro la tecnología. Y, en aquella época, los pequeños ordenadores de 8 bits comenzaron a perder espacio en favor del mundo PC. En este artículo deseo mostrar una visión real de la informática personal en el año 1988.
En el año 1988 en España el mundo PC comenzaba su expansión por los hogares en detrimento de los pequeños ordenadores de 8 bits... eran los años finales de equipos como la serie Amstrad CPC o el famoso ZX Spectrum. Y, en aquella época, un ordenador PC podía disponer de una tarjeta gráfica Hércules... o una CGA.
Cambiar la tarjeta gráfica implicaba cambiar el monitor, ya que cada tarjeta trabajaba en una frecuencia concreta y los monitores eran monofrecuencia...
La visión real de la informática personal del año 1988 no puede ser iniciada sino es, precisamente, por el capítulo de las tarjetas gráficas. En aquella época, lo más habitual era encontrar en el PC una tarjeta gráfica Hércules, mayor resolución, pero monocroma, y más barata. En cambio, lo que se estilaba era la especificación de IBM llamada CGA, gráfica de menor resolución, pero que podía mostrar cuatro colores simultáneos en baja resolución en dos paletas diferentes. Cambiar la tarjeta gráfica implicaba cambiar el monitor, ya que cada tarjeta trabajaba en una resolución concreta. No obstante, en 1988 ya había salido al mercado la nueva especificación VGA, que es la base de todas las gráficas actuales del mundo PC; una gráfica de alta resolución que contaba con la posibilidad de mostrar una gran cantidad de colores de forma simultánea. Pero la tarjeta gráfica VGA requería un costoso monitor multifrecuencia. En el año 1988 Omnilogic ofrecía una fabulosa oferta de gráfica Tecmar VGA con monitor multisíncrono de color por 196.000 pesetas -casi 1.200 euros al cambio-. Eso era mucho dinero para la época, algo muy poco accesible para un hogar estándar.
Las impresoras eran, en 1988, un periférico imprescindible en las empresas, y también comenzaban a llegar a los hogares particulares. Lo más común era la impresora matricial de 9 agujas y de carro de 80 columnas, que solían utilizar papel continuo. Impresoras de baja calidad de impresión si son comparadas a las actuales, pero de bajo coste de mantenimiento... aunque bastante ruidosas y algo lentas. Los que buscaban un producto mejor podían adquirir impresoras matriciales de 24 agujas, y en las empresas era habitual encontrar impresoras de carro ancho de 136 columnas, en lugar del carro estándar de 80. Pero el carro ancho realmente disparaba el precio de la impresora. En 1988 Citizen ofrecía dos modelos de impresoras matriciales de 9 agujas: los modelos MSP 50 y 55 a un precio de 127.900 pesetas el primero, y 159.900 pesetas el segundo. Casi 1.000 euros al cambio... un periférico necesario para la empresa. pero todo un lujo para un hogar.
En mi caso personal pude contar por primera vez con una impresora en casa en el año 1987, una NewPrint, marca reconocida en aquella época, de carro normal y 9 agujas. No tuvo el coste de una Citizen, máquina más profesional, pero rondó las 100.000 pesetas del momento. Y para imprimir utilizaba el clásico papel continuo llamado 'pijama'; podía utilizar hojas sueltas también.
Víctor ofrecía una impresora láser de ocho páginas por minuto y 300 puntos por pulgada de resolución al precio de 449.900 pesetas más IVA.
A finales de los años ochenta ya existían las impresoras láser, por supuesto, pero a precios realmente prohibitivos. Por ejemplo, el fabricante Víctor, muy popular a finales de los años ochenta, y que se publicitaba en la mayoría de revistas de informática de la época, ofrecía una impresora láser de ocho páginas por minuto y 300 puntos por pulgada de resolución al precio de 449.900 pesetas con el IVA aparte -en 1988 el IVA en España era del 12%-. Al cambio 3.000 euros, un auténtico lujo hasta para las empresas.
Para mostrar una imagen real de las características de un ordenador y lo que podía costar en 1988, proseguiré con algún ejemplo más de Víctor. En aquel año un ordenador Víctor Vicki PC XT, con microprocesador Intel 8088 -el más bajo del mundo PC-, 7,15 Megahercios de velocidad, 512 Kilobytes de RAM, tarjeta gráfica CGA con monitor a color, y una disquetera de 5,25 pulgadas, costaba 129.900 pesetas sin IVA. Unos 800 euros al cambio. Como opción era posible incluir una segunda disquetera o un disco duro de 20 Megabytes. Ese ordenador era asequible para un hogar normal en 1988, pero sin disco duro... pocos tenían en casa un PC con disco duro, aquello era más habitual en oficinas y empresas.
Siguiendo un ejemplo más costoso, podríamos afirmar que lo más avanzado en 1988 podría ser un Víctor V 386 S, que contaba con un microprocesador Intel 80386 de 32 bits, 16 Megahercios de velocidad, gráfica Hércules, monitor de 14 pulgadas, disquetera de 5,25 QD de 1,2 Megabytes de capacidad, y disco duro de 30 Megabytes; costaba 739.000 pesetas más IVA. Unos 5.000 euros al cambio; un lujo hasta para las empresas.
Las impresoras matriciales de 24 agujas Star fueron míticas.
Era muy habitual en 1988 ver anuncios de las impresoras Star, una gran fabricante del momento que comercializó periféricos de gran calidad para la informática personal. Sus impresoras matriciales de 24 agujas fueron míticas, así como fueron las primeras impresoras matriciales de cinta a color que pude ver... podían imprimir en varios colores. Otro fabricante de la informática personal muy popular, en aquella época, y que todavía sigue en la actualidad, era Compaq que, con su serie Deskpro 386, revolucionó el mercado y llenó de ordenadores a la pequeña y mediana empresa. Existían más fabricantes populares y habituales en los espacios publicitarios de las revistas especializadas: Bondwell, Tandon, Sanyo... todos ellos muy famosos y con mucha presencia en la informática personal de aquellos años.
En España, a finales de los años ochenta, y con el nacimiento de los compatibles PC cinco años antes, cualquiera se podía aventurar a comprar los componentes de un PC -que era fabricación basada en una arquitectura estándar- y montar sus propios ordenadores. A finales de los ochenta ya existieron empresas que fueron creadas para 'montar' ordenadores a los que le daban una marca. Así nacieron negocios que montaban equipos por piezas de fabricantes de componentes, y distribuían los equipos con su propia marca. Las pequeñas tiendas de informática después hicieron lo mismo y, por último, a mediados de los años noventa, directamente los usuarios compraban el ordenador por piezas, siendo montado en casa. Una filosofía del clónico que se inició en las empresas, y terminó en el propio usuario.
Ataio quebró en 1998, cuando el negocio del clónico ya había traspasado el perfil empresarial...
En el año 1968 fue fundada Ataio Ingenieros, una empresa con sede en Madrid dedicada a la importación, montaje, fabricación, y distribución de equipos de medida, audio, y comunicaciones. En los ochenta se introdujeron en el mundo PC al montar y distribuir sus propios equipos. Y a golpe de publicidad en las revistas de informática, la marca Ataio llegó a ser bastante popular en España. La empresa quebró en 1998, cuando el negocio del clónico ya había traspasado el perfil empresarial para llegar a la pequeña tienda y al usuario directamente.
A finales de los ochenta aparecieron algunas tarjetas de expansión que permitían convertir un PC XT -basado en un procesador Intel 8088 de bus externo de 8 bits- en un PC AT -un ordenador basado en un procesador Intel 80286 de bus externo de 16 bits-; cambiar de ordenador era realmente costoso económicamente, y había que aprovechar los equipos durante varios años. Un ejemplo de componente de ese tipo fue el ofrecido en 1988: la tarjeta Mirage 286, vendida a un precio de 39.900 pesetas con el IVA incluido; algo más de 200 euros al cambio.
La historia dictó, a posteriori, que Ibertex no había cuajado.
En 1988 también se popularizó el servicio de comunicación Videotex nacido en Reino Unido, y que, en España, servía Telefónica mediante su sistema Ibertex; una red de comunicación de ordenadores que prometía mejorar a las populares BBS del momento. Pero la historia dictó, a posteriori, que aquello no había cuajado. No obstante, a finales de los ochenta se vendió el servicio Videotex vía Ibertex como el futuro de las comunicaciones.
A finales de los ochenta el componente estrella de la informática personal no era otro que el microprocesador Intel 80386, llamado a revolucionar el ordenador PC con sus 32 bits de bus de datos, pero que fue ensombrecido por la rápida salida del Intel 80486 antes de la llegada de la siguiente década. En las revistas era muy popular ver comparativas entre ordenadores 386 de los fabricantes IBM, Star, Zenith, Tandon, Bondwell, o Compaq. Las pruebas se solían ejecutar sobre el sistema operativo MS-DOS 3.21, la versión de moda en el año 1988. No obstante, esos equipos, normalmente, todos los veíamos en las revistas... era como ver un Ferrari, o lo veías en la tele, o en ninguna parte.
En 1988 comenzaban ser muy populares términos como los módulos SIMM de la memoria RAM -hasta esa época la memoria iba en componentes DIP-, el microcanal de IBM, la memoria caché, y otros conceptos de una nueva era del ordenador que iba a nacer en los noventa... la era del clónico, la caída de precios, y el nacimiento de la futura Internet abierta al mundo.
Cambiar la tarjeta gráfica implicaba cambiar el monitor, ya que cada tarjeta trabajaba en una frecuencia concreta y los monitores eran monofrecuencia...