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Una de las historias más curiosas de la informática se dio cuando un hacker del MIT sufrió un accidente de moto, se rompió una pierna, y terminó en un hospital...
Raphael Finkel inició en 1975, en la Universidad de Stanford, el diccionario por antonomasia de los términos de la cultura hacker llamado Jargon File. Aquel diccionario fue construido en base a las experiencias de los excelentes profesionales del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), y del SAIL de la Universidad de Stanford, todo ello sujeto al protagonismo de una máquina: el ordenador PDP-10. Además del diccionario, con el tiempo, también fueron recogidas en su interior algunas historias… y una de las más interesantes tienen que ver con lo sucedido sobre un hacker del MIT en un hospital.
Dos de sus amigos llevaron al hospital un terminal y un módem, para que pudiera usar la ordenador vía telefónica desde su cama de hospital.
Un día, un hacker del famoso MIT sufrió un accidente de motocicleta y se rompió una pierna. Tuvo que quedar ingresado en el hospital bastante tiempo, y se puso nervioso por no poder hackear -trabajar sobre un ordenador-. Por lo tanto, dos de sus amigos llevaron al hospital un terminal y un módem, para que pudiera usar el ordenador vía telefónica desde su cama de hospital.
La historia en cuestión sucedió unos años antes de que naciera la informática personal y, por ello, un ordenador era una imagen completamente desconocida para el público en general... una imagen que difícilmente podían entender.
Un guardia de seguridad les vio, y les preguntó por ese extraño objeto que llevaban hacia el interior del espacio médico.
Los dos amigos acudieron al hospital con el terminal en mano, para entregárselo al enfermo. Un guardia de seguridad les vio, y les preguntó por ese extraño objeto que llevaban hacia el interior del espacio médico. Explicaron que querían llevar un terminal de ordenador a su amigo que era un paciente.
El guardia sacó la lista de cosas que a los pacientes se les permitía disponer en sus habitaciones: Televisión, radio, máquina de afeitar eléctrica, máquina de escribir, reproductor de cintas... no apareció nada referente a los terminales de ordenador. Los terminales no estaban en la lista, por lo que el guardia no les dejó pasar con aquella máquina. Las reglas son reglas.
Se fueron frustrados por no poder ayudar a su amigo, principalmente porque sabían que el ordenador era tan inofensivo como un televisor o cualquier otra cosa en la lista.
Muy bien, dijeron los dos amigos, y se fueron de nuevo. Se fueron frustrados por no poder ayudar a su amigo, principalmente porque sabían que el ordenador era tan inofensivo como un televisor o cualquier otra cosa en la lista... entonces se les ocurrió una alternativa... tuvieron una idea.
Al día siguiente volvieron al hospital y tuvo lugar exactamente la misma situación... un guardia los detuvo y les preguntó qué llevaban. Dijeron: «¡Esto es una máquina de escribir de televisión!». El guardia se mostró escéptico, así que lo conectaron y mostraron su funcionamiento. «¿Ves? Simplemente escribes en el teclado y lo que escribes aparece en la pantalla del televisor».
Claramente era una máquina de escribir de televisión, no había duda al respecto.
El guardia de seguridad no se detuvo a pensar lo completamente inútil que era una máquina de escribir que no podía generar ninguna copia en papel de lo escrito; pero, claramente, era una máquina de escribir de televisión, no había duda al respecto. Revisó su lista: «Un televisor está bien, una máquina de escribir está bien... ¡adelante!».
El invento era de un nivel de inutilidad bastante importante, pero tuvo un éxito tremendo.
La máquina de escribir de televisión fue un dispositivo que realmente existió, dispositivo diseñado por Don Lancaster en Septiembre de 1973 antes de que nacieran los primeros microordenadores y, con ellos, la informática personal. El invento era de un nivel de inutilidad bastante importante, pero tuvo un éxito tremendo, principalmente porque cada unidad debía ser totalmente fabricada por cada usuario, y aquello fue un gran reto para los entusiastas de la electrónica en aquellos años setenta.
Dos de sus amigos llevaron al hospital un terminal y un módem, para que pudiera usar la ordenador vía telefónica desde su cama de hospital.